jueves, 10 de septiembre de 2009

ARQUITECTURA COLONIAL EN POPAYÁN

Popayán, capital del Departamento del Cauca, fue fundada el 13 de enero de 1537 por Juan de Ampudia según instrucciones del Adelantado Español Don Sebastián Moyano de Belalcázar, cuyo propósito era el de fundar una ciudad equidistante del Valle del Río Cauca, de los mares del Sur, del Caribe y del reino del Perú.
Situada a una altura de 1,737 m.s.n.m, tiene una temperatura promedio de 19°C y es una de las ciudades más tradicionales de Colombia.
El nombre de la ciudad de Popayán proviene del maya Pop, o gran señor y Payán, designación del Cacique de la región. Los primeros años de la ciudad se caracterizan como los de las otras ciudades conquistadas de la región por el constante asedio por parte de los indígenas nativos quienes intentaban recuperar su territorio. Sin embargo, en la medida en que otros conquistadores y otras tropas iban llegando a la ciudad, los indígenas se iban viendo cada vez más desplazados, hasta que a finales del siglo XVII se entró en una etapa llamada de ¨pacificación¨.
Quizás el sino fatal que ha pesado con más fuerza en la historia de la ciudad ha sido el de violentos terremotos: 1564, 1736, 1983. Que afectaron su arquitectura y economía.
Con la llegada de los encomenderos y "sus indios de repartimiento" se comenzaron a explotar las minas de Almaguer, Guachicono, Puracé, Caloto, Timbiquí y Chocó. Es por entonces cuando, ante la insuficiencia de la mano de obra, en 1592, don Francisco Auncibay solicita a la Corona la importación de esclavos aptos para soportar los climas que los indígenas no toleraban; si bien la corte real prohibía la esclavitud en América, los traficantes de esclavos europeos no tardaron en llegar con inmensos cargamentos de negros del Africa.
Popayán se convirtió por entonces en sede del comercio del oro de la región. En ella se establecieron las Arcas Reales para tasarlo y en 1626 se construyó el camino de Guanacas con el fín de evitar los asaltos que sucedían a lo largo de los caminos prehispánicos. A partir de entonces la ciudad se afianzó no solamente como sede política colonial de la gobernación sino como centro mercantil de comercio exterior, abastecedor de productos para el valle del Cauca, Chocó, Pasto e inclusive Quito. De allí su riqueza e importante arquitectura colonial que mostaremos a continuación:
LA IGLESIA DE SANTO DOMINGO
La primera iglesia de Santo Domingo, fundada en 1588, subsistió hasta el terremoto del 2 de febrero de 1736 que la destruyó totalmente. La reedificación fue concluida en 1741. La levantaron miembros de la familia Arboleda y el Deán Dn. Mateo de Castrillón Bernaldo de Quirós, que costeó la nave de la epístola. La actual ostenta un hermoso portalón en piedra, de estilo rococó, que junto con su pila fueron tallados antes de 1754.
El altar mayor de orden corintio, fue realizado en cedro por el artista payanés Camilo Guevara y su pintura por el ecuatoriano Pedro Tello. Comparemos a continuación algunos de sus retablos laterales.

LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO
Es el testimonio barroco más valioso de lo que fue el territorio de la actual República de Colombia. Respecto a las fechas de construcción e inauguración existen diferentes datos presentados por los historiadores de esta ciudad. Es así como en el libro "Muros de Bronce" del Doctor Diego Castrillón Arboleda se lee: "Es un proyecto del Arquitecto español Antonio García, construido entre 1715 y 1818.."; el Doctor Jaime Vejarano Varona en su libro "Popayán Relicario de Colombia" manifiesta: "Los arquitectos españoles dieron comienzo a su construcción en julio de 1775, junto a la vieja casona conventual fundada por el padre Fray Jodocco Riquer, fundador de las órdenes franciscanas de América, entre 1568 y 1570.
Son de admirar en él su frontis, el ábside con sus tres camarines, su coro alto, su sacristía, su púlpito de la escuela quiteña del siglo XVIII y las imágenes que contiene, entre las cuales sobresale la de la Inmaculada, par de la venerada en la Basílica, y aún mejor. Reposa sobre un muro coronado de una azucena, toda de plata martillada y se atribuye a Legarda: la del Santo Cristo de la Vera Cruz, traído de España hacia el año de 1600, así llamada por llevar incrustado en la cruz un fragmento del "lignum crucis; la de San Pedro de Alcántara de hechura Sevillana; la de San Francisco Javier, obra de Caspicara, y la española de San Francisco de Asís.
La torre se terminó en 1894, dando pie para el ascenso de la pesada campana fabricada con alta aleación de oro y plata por don Pedro Agustín de Valencia, en la casa de la moneda de Popayán.
La plazuela de San Francisco: se halla la estatua del prócer de la independencia colombiana, Camilo Torres Tenorio, obra del escultor francés Verlet, erigida en 1916.

martes, 8 de septiembre de 2009

LA LEY DE MURPHY: "Anything that can go wrong will go wrong."

Edward Aloysius Murphy, nacido en Panamá, fue ingeniero aeroespacial y comandante en la II Guerra Mundial. Desde 1947 fue investigador del Instituto de Tecnología de las Fuerzas Aéreas de EEUU, trabajando para el proyecto Apolo. Murió en 1990.
Existen diferentes teorías sobre del origen de la Ley de Murphy y de los detalles de cómo fue formulada inicialmente. Desde el período que va de 1947 a 1949 se desarrolló un plan denominado MX981 en campo Muroc (llamado más tarde Base Aérea Edwards) destinado a probar la resistencia humana a las fuerzas G durante una desaceleración rápida. Las pruebas usaban un cohete sobre rieles con una serie de frenos en un extremo.
Las pruebas iniciales usaban un muñeco humanoide, atado a una silla en el trineo, pero las que siguieron fueron hechas con John Paul Stapp, capitán en ese entonces, reemplazando al muñeco. Con esto se cuestionó la precisión de la instrumentación utilizada para medir las fuerzas G que el capitán Stapp experimentaba. Edward Murphy propuso utilizar medidores electrónicos de esfuerzo sujetos al arnés de Stapp para medir la fuerza ejercida sobre ellos por la rápida desaceleración. El asistente de Murphy cableó el arnés y se hizo una primera prueba utilizando un chimpancé. Sin embargo, los sensores dieron una lectura de cero.
Se vio, entonces, que habían sido instalados incorrectamente, cada sensor había sido cableado al revés. En este momento Murphy hizo su enunciado. Según George Nichols, otro ingeniero que estaba presente, Murphy, frustrado, le echó la culpa a su asistente, diciendo: «Si esa persona tiene una forma de cometer un error, lo hará». La versión de Nichols es que la «Ley de Murphy» salió en una conversación entre otros miembros del equipo; fue luego condensada a «Si puede ocurrir, ocurrirá» y llamada la ley de Murphy de forma socarrona por lo que Nichols percibía como arrogancia por parte de Murphy.
Asimismo, hay otras versiones. Algunos, incluyendo a Robert Murphy, el hijo de Edward, niegan la versión de Nichols, y sostienen que la frase se originó por parte de Edward Murphy. De acuerdo a Robert Murphy, la frase de su padre fue algo así como «Si hay más de una forma de hacer un trabajo y una de ellas culminará en desastre, alguien lo hará de esa manera».
En 1952 se cambió la frase a «Todo lo que pueda salir mal, pasará» en un epígrafe del libro The Butcher: The Ascent of Yerupaja de John Sack; posiblemente el primer uso impreso del nombre de Murphy en relación con la ley está en el libro de 1955 de Lloyd Mallan Men, Rockets and Space Rats. Irónicamente, la frase con la que se suele citar esta ley: "Anything that can go wrong will go wrong." ("Lo que pueda salir mal, saldrá mal"), nunca fue pronunciada por Edward Murphy. En realidad es la Ley de Finagle de los Negativos Dinámicos. Esta frase fue popularizada por el escritor de ciencia ficción Larry Niven en varias historias sobre mineros de asteroides, que tenían una religión y cultura que incluía el miedo y la adoración del dios Finagle y su "profeta demente" Murphy.