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En nombre de la lógica implacable como la razón de Estado, del discurso fatuo como la lágrima del cocodrilo, de la ignorancia supina como del conocimiento olvidado, o quizás de la dialéctica demoledora como del dogma desaprensivo, en nombre de ellos: Os Liberamos!!
Quem patronum rogatorus,/ cum vix sit securus? (¿A qué protector rogaré,/ cuando ni los justos estén seguros?).