En 1942 el director de la Sinfónica de Chicago, Eugéne Goossens, solicitó al compositor neoyorquino de ascendencia judía y lituana, Aaron Copland, la composición de una fanfarria, (composición para viento-metal y percusión), con el fin de que fuese interpretada por todas las orquestas al comienzo de cada concierto durante la Segunda Guerra Mundial.
Goosens sugirió el título de "Fanfarria para los soldados, o marineros, o combatientes, etc", pero Copland decidió finalmente titular su obra "Fanfarria para el hombre común". Asi es, el homenajeado no era otro que el trabajador asalariado y su familia, quienes venían siendo esquilmados por el Estado con los impuestos para sufragar los enormes gastos de la guerra. Resulta conocida la historia, verdad?.
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