sábado, 17 de enero de 2009

EL REY DE LA CIUDAD




Son sus dominios, las riberas, cloacas y sumideros;
Son sus súbditos, las gaviotas, los parásitos y carroñeros;
Soberano de corrales, tapias y cementerios
Monarca de pensamiento extraviado
¿Qué amanuense de la razón osa perturbar tu apetecible dicha?
¡Señor de regio porte y atavíos etéreos!
¿Quién se interpone en tu hedionda urbe de ígneo concreto?
¡Indícame, errante compañero de ruta!
¿Acaso algún heraldo que recuerde antiguos duelos?
No, tan solo aquel superviviente que extravió su fe.

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