Cuando a fines de los 80's pude ver "Dantón", película de Andrzej Wajda que narra el discurso histórico de los principales actores de la Revolución Francesa en su episodio más sangriento, no imaginé el compromiso con la humanidad que el Director polaco de 82 años, asumiría en su última entrega.
Katyn, es el filme psicológico que narra la invasión casi simultánea soviética y alemana de Polonia en septiembre de 1939.
Muestra la anatomía del crimen por parte del Ejército soviético de cerca de veinte mil oficiales polacos prisioneros en los bosques cercanos al poblado ruso de Katyn, y su repercusión en la sociedad civil polaca.
La "razón" de este genocidio -atribuido en primera instancia a los nazis y posteriormente reconocido en 1990 por Gorbachov y Yeltsin- no era otra que eliminar a la intelligentsia polaca (se trataba de los combatientes mejor educados y más patrióticos, muchos de ellos reservistas quienes en la vida civil eran doctores, abogados, profesores universitarios y comerciantes) para absorber y "sovietizar" los territorios orientales de Polonia.
A modo de requiem, Wajda rinde homenaje a los ejecutados y nos alerta sobre las posibilidades de la industrialización de la muerte.
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