sábado, 7 de marzo de 2009

HUMAREDA: EL RETRATO DE UN MAESTRO

A quienes visiten el cementerio Presbítero Maestro de Lima, recuerden pasar por una de sus secciones más pobres y olvidadas, el nicho 47-d del cuartel San Desiderio para saludar al maestro Víctor Humareda Gallegos (Lampa, 1920-Lima, 1986).
Muchos sin conocerlo decían que era un borracho perdido, que transitaba Lima solitario e impenitente, que se pasaba la vida en bares de baja estofa. Lo cierto es que el pintor era abstemio por elección y marginal por vocación. Su juvenil huida a Lima, su estadía en la Escuela de Bellas Artes, su periplo por Argentina y Francia, el retorno al barrio de prostitutas, mendigos, proxenetas, ropavejeros y maleantes de todo tipo, le sirven de registro directo y nutriente para la aplicación directa del color sobre el lienzo.
Ayer cumplió 88 años en un fantasmal Hotel Lima, bailando tangos con su amada Marilyn, acompañado por sus arlequines, quijotes y seres olvidados por Dios y por los hombres.
Cecilia Bákula, Ex directora del Museo del BCR y del INC cuenta que cuando lo conoció, al verle maltrajeado, intentó desalojarlo del Museo; de inmediato éste, que había perdido la voz por una traqueotomía, le mostró su cuadernillo de apuntes en el que se leía: ¿Por qué me humilla con su soberbia?. Merecida lección que estremecerá a la interlocutora hasta el fin de sus días.
¡Salud, y larga vida al maestro! Porque el arte y sus amigos nunca mueren.

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