viernes, 29 de enero de 2010

NUEVA HISTORIA DEL ARTE (II): UN PICASSO VETADO

De acuerdo al artículo anterior, colegimos que la intervención en el arte (en todas sus variantes) por el poder político y económico, no siempre es sutil e indirecto como se piensa. Muchas veces la llamada “mano invisible” se impone en una dirección conveniente a intereses subordinados.

Terminada la segunda guerra mundial en agosto de 1945, EEUU propuso a la ex URSS, dividir la nación coreana sin mayor criterio que el de coordenadas geográficas (el famoso paralelo 38°).

En plena guerra fría, EEUU, sin evidencia confirmada por los observadores de las Naciones Unidas sobre una supuesta invasión a su “administración” en Corea del Sur, declaró la guerra a Corea del Norte en Junio de 1950.

La Guerra de Corea, dirigida por MacArthur hasta el armisticio del 27 de Julio de 1953, destruyó íntegramente el país, medios de comunicación y de subsistencia, fábricas, ciudades y pueblos enteros (un tercio de la población norcoreana, calculada entre 8 y 9 millones de personas fue asesinada en dicho conflicto).

Uno de esos episodios que describe las ejecuciones de civiles cometidos por las fuerzas estadounidenses en Shinchun (provincia de Hwanghae) fue motivo de denuncia a través del ingenio de Picasso, quien en 1951 pintó su Matanza en Corea.

El cuadro, de estilo expresionista que retoma una visión de Goya del fusilamiento de civiles por tropas francesas invasoras en España (Los Fusilamientos del 3 de Mayo), incomodó tanto al gobierno de Corea del Sur como al norteamericano, motivo por el que fue mantenido oculto hasta 1990. Otros autores, señalan que por el nombre, recuerda a la célebre "Matanza de Quíos" de Delacroix.

La composición se halla dividida, como en el mencionado cuadro de Goya, en dos partes: A la derecha están situados los agresores, convertidos ahora en hombres-máquina, como terribles robots que ejecutan a los inocentes: niños y mujeres embarazadas.

El cuadro del pintor malagueño , se exhibe hoy discretamente en el Museo Nacional Picasso en París.

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